Las ruinas de Numancia han sido continuamente noticia en los periódicos, desde las primeras décadas del siglo XIX hasta nuestros días. Unas veces para recordar a manera de símbolo el sacrificio de la ciudad frente a las legiones de Escipión. En otras ocasiones para recoger información de los estudios arqueológicos que fueron dando lugar, poco a poco, al Museo Numantino. Las noticias, por ello, son frecuentes y hacen de este yacimiento arqueológico uno de los más citados en la prensa española. En esta selección de enlaces facilitamos al lector consultar brevemente a través de la prensa algunos de los momentos más significativos en la historia de la ciudad celtibérica.
SITIO DE NUMANCIA. He estado á visitar el sitio en que existió Numancia, y en vano mi vista atónita y curiosa buscaba las casas que habitaron tantos héroes, la reja ha pasado sobre ellas un millón de veces y nada se encuentra, Todos perecieron Y aun las piedras que de ellos se escribieron. Puede decirse de Numancia lo que dijo Rioja de Itálica, Con la diferencia de que la ciudad inmortal no dio ni emperadores ni cónsules á Roma, ni creo rodasen en Numancia las cunas de oro y marfil, ni tampoco se cria el amarillo saramago en la tierra donde aquella fue, como lo hay en la patria de Trajano. En el cerro donde estuvo Numancia llamaba a Megara, y me parecía verle de una estatura colosal: veneré un espacio donde me pareció que Retógenes incendió un barrio el primero y se orrojó á las llamas por no ser esclavo. Acaso allí, me decia, vivieron Ambón y Laucón; tai vez por este lado salió Abaro ; quizá aqui perecieron los cinco hijos de forzados de Retógenes. Y al pronunciar nombres tan sagrados mi alma se inflamaba de honor, patriotismo y libertad. Cuando recorría una y otra margen del Duero y miraba la llanura opuesta, figurábasele á mi Imaginación conocer los reales de Mario y Sertorio, y á Scipion que con las legiones que venció en Zama, no se atrevía á atacar una ciudad abierta y solo.defendida por ocho mil nuinantinos. Esto á la verdad no es de estrañar si se considera que esos ocho mil héroes liabian destruido cinco ejércitos romanos. Se ha escrito tanto de la situación geográfica y topográfica de Numancia, que no hay para qué molestar con una nueva relación, que se reduciría á copiar las hechas por otros. Diré, sin embargo, que la calzada que comunicaba á Numancia con Clunia (I) se conserva todavía, bien que destruida y abandonada, como están tantas otras de nuestras antigüedades. A la falda del cerro en que estuvo Numancia hay un pueblo de 50 vecinos llamado Garray, y que la mitad de sus casas están construidas, y también la iglesia, con hermosas piedras labradas y sacadas de las ruinas de aquella ciudad. Se han sacado varias otras cosas, y entre ellas me han hablado de muchas monedas de plata que se fundieron para hacer un cáliz. Mas lo que ha llamado mi atención son unas monedas de cobre encontradas en las ruinas de Numancia, con el busto de Claudio Nerón, y esta leyenda bien clara aun: Claudio Nerón Cenar Augusto. También me han hablado de otras con el busto de Agripina, pero estas no las he visto como la de Nerón. ¿Qué se infiere de esto? ¿después de destruida Numancia se volvería á reedificar como algunos creen? Y si se reedificó ¿cuándo volvió á ser destruida? Cuestiones son estas que debieran ocupar a los inteligentes, y dignas de ser tratadas por los eruditos jóvenes editores del Artista.
Para que se admire nuestra incuria diré, que no hay ni un mojon siquiera que lo indique al viajero el sitio en que Numancia estuvo, ¡Pero que estraño se olviden y desprecien las glorias antiguas de los españoles , cuaitdo las modenas se ha hecho un estudio en olvidadlas. Hay, sí, en la falda del cerro en que existió la patria de tantos héroes una linda capilla, construida en su mayor parte con los escombros de aquella. Veneranse en la capilla los restos de unos mártires que martirizaron en Roma. Y como el cura de Garray tuviese la bondad de contarme la historia de los santos mártires y de la capilla, le rogué la pusiese por escrito, porque me parecía curiosa, y me la mandase á Soria. Hízolo asi el buen párroco, que es hombre de carrera, y después de los cumplimientos de estilo dice la carta: «Consiguiente á la promesa que hice á vd. de enviarle por escrito las noticias que había yo podido adquirir de la traslación de las reliquias de los santos mártires, Nereo, Achíleo, Domitila y Pancracio á este pueblo, de que ya hablé algo á V. esta mañana cuando nos hizo el honor de venir á visitar su antigua basílica y celeberrimo cerro de la invencible Numancia; repito á V. que apenas me posesioné hace ocho años de este curato cuidé de averiguar de los antiguos y mas ancianos del pueblo del modo con que adquirieron tan inapreciable tesoro, V que sí su autoridad estaba apoyada en algun irrefragable documento. Únicamente me contestaron todos que sabían por tradicion de sus mayores que había una bula de Roma en que se hacia circunstanciada relación de todas las santas cabezas y reliquias que estaban depositadas en el altarito de mano derecha, cuya bula estrajo con algunos sagrados despojos de los mártires, hace ya largos años, un picaro sacristán, cuyo sacrilego robo ocasionó la resolución de poner las verjas de hierro que vmd. vió, sin que puedan abrirse las puertas á no ser que el señor alcalde y el cura se reúnan, porque cada uno tiene diferente llave. Los ancianos me añadieron que según la relación de sus padres tenian entendido que todos los 400 pueblos de que se compone esta diócesis de Osma quisieron ser custodios de tan preciosas reliquias, y todos hubieran peleado por su adquisición con mas denodado valor que las siete ciudades de Grecia por los huesos del célebre poeta Homero; mas todos quedaron gustosamente tranquilos con el milagro de la muía ciega que llevaba la urna de las reliquias sobre sus hombros reventando al pie de la inmortal Numancia, conociendo todos ser la voluntad del cielo el que allí se las tributasen reverentes cultos: igual prodigio refieren las historias eclesiásticas de otros varios santos, cuyos portentos admiten y confirman el Masdeu y otros críticos tan rígidos y escrupulusos como él.
El Sr. Maló, Soriano y magistral de Alcalá en su obrita de las glorias de Soria pone un capitulíllo acerca de la traslación de las reliquias de los mártires de Garray, en que fueron regaladas por Garray, que en vascuence quiere decir pueblo quemado, para que se perpetuase la celebridad de la Numancia reducida á pavesas, con la porción de las ilustres cenizas de los primeros campeones del evangelio. Cuyas reliquias trajo de Roma el célebre S. Eugenio, arzobispo de Toledo, quien hizo tan piadosa espresion. Me inclino á que no puede sostenerse esta opinión sin esponerse á cometer el anacronismo mas remarcable que condena una imparcial y prudente crítica, en razon á que atribuyendo la gracia á San Eugenio no añadiendo la distinción de primero, segundo, ni tercero, por la figura de antónomasia debe entenderse el primero que fue el mas famoso de todos tres, ya por pertenecer al primer siglo, segun mí Florez, ya por haber sido coebo ó contemporáneo de los varones apostólicos, como lo fue San Dionisio Areopagita, de quien fue discípulo San Eugenio, y también por gloriarse la Santa iglesia de Toledo de haber sido este último su primer pastor y este santo murió á principios del segundo siglo, le fue imposible recoger las reliquias del joven San Pancracio que hacía el año 294 fue batitizado por el Papa San Marcelino….
A estos rancios vecinos les cuadra mejoría primera tradición (la de la mula ciega), porque ademas de hacerla mas verosímil por la comprobación de otros infinitos ejemplares les resulta la gloria de haber sido diputado este suelo para honrar á sus santos mártires, no por disposición de un hombre, sí por el superior beneplácito del cielo.
Y no estando yo muy versado ni en la historia eclesiástica ni en el martirologio de los santos, he creído deber copiar la carta del cura de Garray para que los aficionados á esta clase de lectura vean si pueden hallar la verdad en tan encontrados pareceres, bien que las razones del cura me parecen fundadas. F. I.
Una lágrima sobre las ruinas de Numancia
Manuel Ibo Alfaro
A la una de la tarde del día de la fecha, salía de Soria con dirección á Numancia, acompañado por un paisano, y montados, él en un caballo montañés, y yo en un buen mulo de andadura enjaezado al estilo del país. Mis relaciones en Soria eran elevadas, y los jóvenes de mas tono estuvieron conmigo en extremo finos, bajo todos conceptos: me enseñaron el casino, el teatro, los paseos; pero cuando me permití preguntar si alguno de ellos tendría á bien acompañarme á visitar las ruinas de Numancia, observé en lodos ese gesto particular de disgusto, con que involuntariamente se responde á una pregunta importuna; y aunque cedían muy amables á mis deseos por un exceso de complacencia ó galantería, yo que nunca he querido que por mí se incomode nadie, los excusé de semejante compromiso, haciéndoles creer que desistía de mi empeño; pero en mi pecho sentí una fuerte impresión de desagrado, al observar el desprecio con que la juventud de nuestro siglo mira las glorias de su patria. Resuelto estaba pues á partir solo, ó con un criado que me enseñase el camino; pero el amo del parador en que me hallaba hospedado, que tal oyó por casualidad, se empeñó en ir conmigo, alegando para acallar las protestas conque yo trataba de evitarle tal incomodidad, el gran placer que en ello le cabia; pues que muchas veces acostumbraba él á dar aquel paseo solo, por no encontrar en la ciudad quien le acompañase; por lo cual yo acepté su ofrecimiento, con tanto mas placer, cuanto que encontraba un hombre amigo de tributar un recuerdo á las eminentes glorias españolas...
Son las ruinas de Numancia, ni mas ni menos que, como las describo Lope Raez, un monte de forma elíptica, cuyo radio mayor se dirige de Norte á Sur; rodeado en todo su perímetro por pendientes y rampas mas o menos suaves, excepto por la cara de Occidente que ofrece un plano vertical de peñascos, cuyo pié bañan las silenciosas aguas del Duero.
El momento en que yo puse mi pié sobre aquellos sacrosantos escombros, eran las tres de la tarde del viernes de Dolores: lodo contribuía á dar solemnidad á aquel sitio, y á recojer mi espíritu preocupado de antemano con semejante visita, tantos años para mí deseada. Una aldeana vestida.de paño pardo, araba con su yunta de bueyes una de las heredades que cubren las ruinas; los esquilones de los pueblecillos inmediatos tocaban al sermón; y como si el cielo quisiera contribuir también á la melancolía de aquel lugar, se presentaba encapotado por densos nubarrones que oscurecían el sol. Todo era tristeza: ni el viento murmuraba, porque no tenia árboles cuyas hojas agitar; ni el caudaloso Duero producía ruido alguno, porque en aquel paraje se desliza pausado entre sinuosas cordilleras de montes, cual si aun guardara luto al contemplar solitario un recinto que tan poblado y tan victorioso conoció en otro tiempo : ¡cosa admirable! ni vi una alondra que piase, ni un jilguero que amenizase aquel silencio con sus trinos; y soló se escuchaba á lo lejos y por intervalos, el cencerro de algún rebaño de ovejas que tal vez condujera temprano el zagal á su majada para encaminarse él á oir la palabra divina en el humilde templo de su aldea...
Nosotros, en un reciente viaje, hemos tenido ocasión de observar cuan tardio se presenta el progreso en algunos pueblos de Castilla la Vieja. Hemos recorrido las provincias de Avila y Soria, y prácticamente podemos afirmar que la medicina ha adelantado bien poco en aquellas comarcas españolas. Particularmente en los pueblecillos todos que hemos visitado en la provincia que encierra las ruinas de Numancia, hemos notado unas costumbres patriarcales ridiculamente exageradas, una superstición demasiado inexplicable ya hoy, un ascetismo que raya en locura en algunas familias, y un sistema curativo que nos hizo recordar muchas veces á aquellos profesores á quienes Tirso, Lope de Vega y el autor de Gil Blas de Santillana saben dar, en sus composiciones dramáticas y en sus sátiras, el merecido premio de su ignorancia. Alli no predominan, ni tal vez se conocen (seguimos hablando de las aldeas, villas y pequeños centros de población) los sistemas alópata y homeopático. Alli se asiste por casualidad, se acierta con la enfermedad por fortuna, y se curan muy pocos padecimientos como tengan el menor carácter de gravedad ó exijan grandes desvelos por parte de la ciencia.
Dibujos del natural, por D.Juan José García.
Base del monumento empezado en honor de los numantinos.
Basamento de una columna del templo de Júpiter
Ruinas de Numancia.—Ningún vestigio se alza en pié en el circuito del gran pueblo. A flor de tierra no quedan hoy más que un trozo de muro, donde se comenzó en 1842 á levantar un monumento que no se ha terminado, aun cuando es de creer, para honra de los contemporáneos, que de un modo ú otro será llevado á realización completa, y una inscripción sepulcral embutida en la parte baja de la pared que mira al rio, en la iglesia de los Mártires, que puede interpretarse así: Consagrado a los Dioses Manes. Herennio Modesto, liberto de Lucio Herennio. Eudemo cuidó de hacerlo para su patrono. Publicáronla el P. Florez y Morales, con alguna supresión. El terreno que ocupó la parte principal de la ciudad ilustre, hállase al E. del rio Duero, en el cerro llamado el Castro, de cumbre llana y rápida pendiente en todos sentidos, menos en el de Levante, y dominando las llanuras inmediatas de Tordesillas, de Buitrago y de Renieblas, así como las suaves colinas del término municipal de Soria, que encauzan el Duero después de unirse con el Tera. Denotan haber sido éste el asiento de una ciudad antigua loa restos y vestigios hallados en todos tiempos, que refieren haber visto Ambrosio de Morales, el P. Florez, Loperraez, Erro y otros escritores.
En el año 1853 se comenzaron á hacer escavaciones, interrumpidas á los pocos dias, y en ellas aparecieron algunos cimientos de piedra en seco, formados de cantos rodados, y entre ellos restos de tejas planas, ladrillos gruesos, arcilla pulverizada y alguna otra cosa de no gran importancia, según el académico Sr. Saavedra (D. Eduardo), principal motor de estos trabajos y de los demás que luego se prosiguieron . En estas escavaciones se encontró un trozo de muralla, en un sitio donde los vecinos del inmediato pueblecito de Garrejo acostumbraban á extraer piedra para la construcción de sus viviendas. La Real Academia de la Historia, deseando llevar á cabo la patriótica empresa de continuar las escavaciones comenzadas con tan noble empeño, solicitó del Gobierno los recursos necesarios para este objeto, nombrando una Comisión que entendiese en el asunto. Obtenido el oportuno permiso, las escavaciones continuaron en el año 1861, aunque en pequeña escala. La citada Academia recogió los objetos entonces encontrados, y poseída de admiración hacia el heroico pueblo, acordó que se conservasen con esmero y con entera separación en su gabinete de antigüedades tan preciosas reliquias. Allí las admiramos algunas veces, con la codiciosa mirada del que observa el tesoro de sus ascendientes fuera de la solariega casa, siquiera compense su quebranto la respetabilidad del asilo que se procuraron. La descripción de estos objetos se encuentra enumerada en la noticia de las actas de la Academia de 1862, y no la reproducimos, tanto por no alargar demasiado esta descripción, como por la dificultad de su reproducción aquí, principalmente de las monedas. En cuanto á los vestigios de murallas, que según Ambrosio de Morales se advierten, se halla depurado ya que no son más que los conglomerados naturales formados por la roca interior del cerro.
Junto á las ruinas de Numancia, y en la falda de aquél cerro, álzase asimismo una pequeña ermita, cuya construcción es del siglo XIII, según atestigua la inscripción que se lee en su muro, que dice así:
Anno Domini mccxxxxi.En su portada hállase, asimismo, la inscripción siguiente: Ista vorax fossa clericorum continet ossa Metii et Lici degentum semper amici. Esta voraz fosa contiene los huesos de los clérigos Meció y Lico, que vivieron siempre amigos. Lleva la ermita la advocación de los mártires Nereo, Aquileo, Pancracio y Domitila, que el pueblo vecino de Garray venera por sus patronos.
Las ruinas de Numancia.
Ya hemos dado cuenta á nuestros lectores del solemne y conmovedor acto realizado por el segundo batallón del regimiento de infantería de San Marcial erigiendo un obelisco en la colina de Numancia. Hoy recibimos copias del acta del ayuntamiento sobre dicho suceso y del discurso pronunciado con el expresado motivo por el jefe de dicho batallón teniente coronel D. Pío de Pazos, cuyos documentos trasladamos á nuestras columnas por el valor histórico que ya tienen y por lo que honran al jefe y á la fuerza del ejercito á cuya iniciativa se debe la conmemoración. Hé aqui el acta oficial: «D. Juan Gonzalo Carrascosa, secretario del ayuntamiento constitucional de Garray: Por orden del señor alcalde presidente D. Gumersindo López la Mata y acuerdo de la corporación.—Certifico y doy fé: Que á las siete de la mañana del dia 26 de Junio de 1886, llegó el segundo batallón del regimiento infantería de San Marcial número 46, con todos sus jefes y oficiales, bandera y música, al mando del coronel, teniente coronel D. Pío A. de Pazos y Vela-Hidalgo, quien se habla puesto de acuerdo la tarde anterior con el señor alcalde para colocar en la memorable colina de Numancia un pequeño obelisco conmemorativo de la visita entusiasta de admiración que hacían á las ruinas de la inmortal y heroica Numancia; cuyas piedras principales constitutivas del mencionado obelisco, que han sido labradas por los mismos soldados del batallón, presentan cuatro frentes con las inscripciones siguientes: «A los héroes de Numancia, el segundo batallón del regimiento infantería de San Marcial, 26 de Junio de 1886.» Formado el batallón en cuadro en la explanada donde existió un templo de Júpiter, su jefe, el citado señor teniente coronel, dirigió á los soldados una sentida alocución, recordándoles el admirable ejemplo de heroísmo que presenció aquel sitio el año 133 antes de Jesucristo, y exhortándoles á que se inspirasen siempre en aquella sublime lección, para cumplir con sus deberes y defender la patria y las instituciones, terminando con entusiastas vivas á la referida patria, á la reina regente y al rey D. Alfonso XIII. Seguidamente la música del batallón ejecutó un himno dedicado á Numancia, composición del músico mayor D. Octavio Ruiz. Y en aquel momento quedó terminada la colocación del obelisco, siendo las diez de la mañana, con toda solemnidad y asistencia de la corporación municipal, señor cura párroco, juez municipal y vecindario, retirándose el batallón para Soria á las siete de la tarde después de haber celebrado un banquete, al que asistieron los señores mencionados y otros convidados de Soria.
Las fuerzas de la guarnición de Soria salieron el lunes de aquella capital para dar un paseo militar, al mando del Coronel jefe de aquella zona, dirigiéndose al sitio en que existen las ruinas de Numancia. Allí tenían preparada una suculenta comida de campo, asistiendo al campestre banquete los Jefes y Oficiales de la reserva de todos los cuerpos.
También hizo una excursión [Alfonso XIII] á las históricas ruinas de Numancia, de que sólo quedan vestigios. Los notables de la ciudad suplicaron al monarca que se interesara para que cuanto antes se realice el proyecto de levantar un monumento en memoria de los héroes numantinos; súplica que el Rey acogió con benevolencia, prometiendo trabajar por la pronta construcción del monumento.
Monumento en Numancia
El senador por Soria, D. Ramón Benito Aceña, se propone erigir en el cerro de Garray, bajo el que se encuentran las ruinas venerandas de la heroica Numancia, un monumento de piedra destinado á recordar á las generaciones presentes y futuras el glorioso nombre y esforzados hechos de aquella ciudad. Al efecto ha mandado hacer los estudios correspondientes, y muy en breve comenzará á levantarse el monumento, que será costeado exclusivamente del peculio particular de aquel señor. La Real Academia de la Historia, en un informe brillantísimo, considera muy meritoria la obra, y el gobierno de S. M., queriendo asociarse á ella, ha autorizado la ejecución, dictando al efecto una real orden, en que al mismo tiempo, se dan las gracias en nombre de S. M. al Sr. Aceña por su generoso y patriótico proceder.
El monumento á Numancia - carta de un profesor alemán
Hay gran entusiasmo por la noticia de que vendrá el rey á inaugurar el monumento a Numancia. Soria recibirá al monarca sin gastos, pero con la hospitalidad propia de Castilla. El catedrático de la Universidad alemana de Gothinga, Adolfo Schulten, ha escrito á una respetable personalidad soriana anunciándola que vendrán acompañado de un arquitecto á hacer excavaciones en las ruinas de Numancia por cuenta de aquella Universidad, dejando aquí cuantas antigüedades parezcan para formar un Museo Nacional.
Numancia. iQuién lo diría! Al cabo de tantos siglos de olvido, se pone de actualidad el tema de Numancia. Un rico senador, paisano de aquellos héroes, ha dado dinero para levantarles un monumento, y dos sabios extranjeros han venido á hacer excavaciones y a descubrirnos la vieja y legendaria ciudad, enterrada, más que por la arena secular, por los detritus de nuestra indíferencia. Y gracias á ese senador y a esos extranjeros, el recuerdo de Numancia revive. Sólo que revive, y más que para nuestra gloria, para nuestra vergüenza. Revive porque aquellos extranjeros han tenido que venir á darnos una lección de patriotismo. Han venido á decirnos que en la historia de las naciones, lo mismo que en la de los hombres[...] Nosotros no lo veíamos, y los extranjeros lo han visto. De aquella hoguera vienen á remover las cenizas, buscando entre ellas reliquias de un pasado que, al parecer, nosotros no teníamos en gran estima…
SORIA 25.—El ministro de Instrucción pública, acompañado del académico de la Historia Sr. Catalina, del distinguido escritor Sr. Vera, el delegado de Hacienda y otras personas, estuvo esta mañana en las ruinas de Numancia, mientras el Rey cazaba en Cidones."El Sr. Mellado estuvo inspeccionando detenidamente las excavaciones que se practican, é hizo grandes elogios de los directores de los trabajos, señores Schulten y Koen. Regresó á Soria el ministro cerca de las once, y después de almorzar montó en el automóvil del marqués de Tovar, dirigiéndose á Burgo de Osma. En la cacería dé la vega de Cidones acompañaron al Rey sus ayudantes Sr. Repullés y conde de Aybar; el marqués de Viana, el del Vadillo, con su hijo D. Javier, y los diputados provinciales señores González de Gregorio (D. Aurelio) y Morales. La excursión fué muy divertida. Entre todos los cazadores se hicieron más de 1300 disparos, cobrándose unas 140 codornices. Da ellas fueron muertas por S. M. unas 30. El Rey hizo tiros admirables. Don Alfonso dispuso que las codornices muertas por él fuesen enviadas á su augusta madre, á San Sebastián.
El 24 se inauguró, con asistencia del rey, el monumento que en recuerdo de Numancia se ha levantado á expensas de D.Ramón Benito Aceiía, hijo de la provincia de Soria, á la cual ha representado varias veces como senador. El monumento es sencillo y severo: afecta forma de obelisco, pareciéndose al del Dos de Mayo levantado en Madrid. Está formado por dos cuerpos de piedra de sillería y rodeado de una verja. La inauguración se verificó a las cinco de la tarde. El pueblo de Garray se hallaba engalanado. En la bendición ofició el obispo de Osma. Luego el Sr. Aceña leyó un elocuente discurso y el rey descorrió la cortina del monumento. El público fué muy numeroso
El monumento a Numancia
Cristalizar en la piedra los grandes acontecimientos históricos para que las generaciones futuras puedan sentir sensación íntima de aquellos hechos, es un deber sagrado de los pueblos. Pero lo mismo que en las familias, en los pueblos, suelen con frecuencia tener más arraigo vicios que virtudes, debilitándose en ellos los ideales nobles, y creciendo en cambio torpes y destructores egoísmos, que ahogan los elevados sentimientos, sin los cuales es imposible el engrandecimiento y la vida normal de las naciones….
No ha sido el Estado, ni siquiera el Municipio, ni aun una suscripción popular, quienes han proporcionado los fondos necesarios para reparar tamaña injusticia, erigiendo un monumento que perpetúe páginas tan gloriosas de la historia patria, y demuestre á los que nos sigan que hay en España quien no olvida la heroica conducta de los que por su valor estoico inmortalizaron un pueblo; sino que se debe la existencia de aquél al patriotismo de un soriano ilustre, del senador del reino D. Ramón Benito Aceña, que sin más apoyo que el moral, prestado por valiosos elementos de la capital mencionada, y el entusiasta de otro patricio distinguido, el diputado á Cortes por Soria Sr. Vizconde de Eza (que desinteresadamente ha cedido los terrenos de su propiedad donde el monumento está emplazado), ha llevado á la práctica el noble y generoso pensamiento que ante la junta convocada en Julio del pasado año expusiera. El monumento á Numancia que el grabado adjunto reproduce, inspira por la severidad de las líneas, ausencia de detalles, y conjunto de la composición, sentimientos de respeto, devoción, admiración, recogimiento y tristeza profunda al recordar la evolución de esta pobre España torpemente resignada al papel cada día más modesto que, por propias culpas, en el mundo hoy representa.
En cada una de las cuatro caras del basamento se ha inscrustado una lápida de piedra de Monóvar, inscribiéndose en una de ellas los nombres de los numantinos que más se distinguieron en la defensa, y en otras dos, la visita del rey D. Alfonso XIII á las ruinas de Numancia y la dedicatoria del donante, y representándose en la cuarta una alegoría á Numancia. Rodea el monumento una verja de hierro, elevada sobre zócalo moldurado de piedra. La construcción de la obra, emplazada en la cúspide de una meseta, sobre las propias ruinas de la heroica ciudad, ha corrido á cargo de los artífices D. Bernabé de la Mata, D. Patricio Martínez y D. Emilio Molina, y el proyecto, inspirado por los sabios consejos del ilustre académico de la Historia, D. Eduardo Saavedra, y el no menos prestigioso de la de San Fernando, arquitecto D. Aníbal Alvarez, fué aprobado por el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes por Real orden de 13 de Julio de 1904.
Al cabo de veinte siglos ha aparecido un soriano ilustre y patriota entusiasta, el excelentísimo Sr. D. Ramón Benito Aceña, que á sus expensas ha construido un monumento que recuerde á cuantos pisen sobre el terreno donde aquel gran pueblo existió la epopeya de los numantinos. y ni la nación, ni el Gobierno deben ya hacer menos que completar rasgo tan generoso, adquiriendo la totalidad de los terrenos donde asentó Numancia, y terminando las exploraciones. De no hacerse así, los propios alemanes obtendrán del Kaiser ampliación del crédito y el cerro de Garray pasará á ser del imperio germánico, ó el arado romano surcará otra vez las tierras que cubren el pueblo que no pudieron pisar durante veinte años de lucha, los cónsules y los ejércitos de la soberbia Roma. La mitad de esas tierras, ofrécelas desinteresadamente su propietario el Excmo. Sr. Vizconde de Eza, patricio tan ilustre como el Sr, Aceña—el adquirir la otra mitad apenas costaría 20.000 pesetas—; si el Estado, que tanto despilfarra, no encuentra en sus arcas suma tan pequeña para obra tan grande en cualquier pueblo amante de sus glorias, supla una vez más la iniciativa particular, lo que á la oficial compete, y es seguro que iniciada una suscripción por la prensa de la provincia, no faltarán españoles entusiastas de las proezas de sus antepasados y cultas sociedades dispuestas siempre á secundar el desarrollo de cualquier idea que tienda á dignificar la Patria, que contribuyan con su óbolo á evitar se consume esa vergüenza nacional.
Miembros de la Comisión. Figuran colocados por el orden en que aparecen 1º. D. Teodoro Ramírez Rojas (de la Comisión), académico de la de Bellas Artes, autor de la obra “Arquitectura románica en Soria”, 2º. D. Mariano Granados (de la Comisión) académico de la de Bellas Artes, erudito escritor y reputadísimo abogado del Ilustre Colegio de Soria. 3º. D. Rodolfo de Ibañes, arquitecto provincial y diocesano, individuo de la Comisión provincial de monumentos de Soria. 4º. D. Mariano Vicén Cuartero, gobernador civil de la provinia, interinamente. 5º. D. Manuel Aníbal Álvarez (de la Comisión) , arquitecto profesor de la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid. 6º. D. José Ramón Mélida (de la Comisión) académico de la de San Fernando, bibliotecario y arqueólogo, director del museo de Reproducciones Artísticas. 7º. D. Juan Catalina García (presidente de esta Comisión científica), director del Museo Arqueológico Nacional.
Excavaciones en Numancia (DE NUESTRO CORRESPONSAL) La Comisión científica.—Sus trabajos.—Preocupación justificada.-El señor ministro de Instrucción pública.-La Comisión Alemana.-Los campamentos romanos. SORIA 28.—La Comisión científica encargada de dirigir las excavaciones en Numancia, se encuentra actualmente en cuadro, por decirlo así; pues ni el señor Catalina ni los Sres. Mélida y Alvarez están ahora en Soria. Los trabajos, la mayor parte del tiempo se realizan bajo la dirección de los Sres. Granados y Ramírez, quienes, aunque se imponen un verdadero sacrificio y realizan una labor meritoria, como no pueden desatender sus habituales ocupaciones es lo cierto que, á pesar del trabajo que se imponen, no pueden evitar que con demasiada frecuencia sea sólo el capataz el que presencie las excavaciones. No puede ni debe censurarse la ausencia de los individuos de la Comisión, puesto que dichos señores no perciben gratificación ni dietas de ninguna clase, y claro es que en tales condiciones, y teniendo que costearse de su cuenta los gastos de viajes y estancia en Garay, no puede extrañar que su permanencia al frente de las excavaciones no sea constante, como exige la índole de los trabajos que se realizan. Lo que sí extraña, lo que llama verdaderamente la atención es que aquí, donde tantas dietas y gratificaciones se prodigan a toda clase de funcionarios y por toda clase de servicios, se nombre una Comisión como la de que nos ocupamos, que tiene que realizar una labor trabajosa y molesta, no exenta de cierta responsabilidad moral, y á esta Comisión no se la retribuya, ni aun siquiera se le abonen los gastos de viaje. Esto es anómalo. Los trabajos de excavación siguen adelantando. Se ha descubierto una gran extensión de la parte Sur de la inmortal ciudad, encontrándose entre las ruinas muchos é interesantes ejemplares de cerámica romana, celtíbera y prehistórica; hachas de piedra, proyectiles, objetos de bronce y hierro y restos humanos, algunos de ellos completamente carbonizados. Créese, con fundamento, que cuando avancen las excavaciones hacia el centro de la ciudad, los descubrimientos han de ser más interesantes.
—Es objeto de preocupación para la Comisión científica y para cuantos sienten interés por las venerandas ruinas numantinas, cómo han de preservarse éstas de los efectos destructores del tiempo, pues si no se hace algo para conservar lo que va descubriéndose, se corre el riesgo de que lo que ahora se descubre quede destruido para el año venidero, y sería lamentable que eso ocurriera. —Se tiene en esta capital noticia de que el señor ministro de Instrucción pública, si sus ocupaciones se lo permiten, vendrá, para visitar los trabajos que se realizan en Numancia, el día 3 del próximo Octubre. —La Comisión alemana, compuesta de los distinguidos profesores Sres. Schulten y Hafmann, continúa con éxito sus trabajos en los alrededores del cerro que ocupó Numancia. Además del campamento romano de Peñarredonda, recientemente descubierto, y prosiguiendo sus investigaciones en el del Castillejo, han encontrando sobre la meseta del cerro que le da nombre, y en una longitud aproximada de 300 metros, los cimientos de la muralla que unía ambos campamentos, perteneciente á la linea de circunvalación para el asedio de Numancia. Dicha muralla está formada por materiales gruesos, presentando la característica de las construcciones romanas. Por la misma parte Sur de aquel campamento, y en el borde de la meseta del cerro, han encontrado otra muralla de mayor anchura y resistencia, y cree Mr. Schulten, que estaba destinada a la defensa por aquella parte del expresado lugar de operaciones. —Muy próximo al pueblo de Garay, y cerca del puente sobre el Duero, se ha descubierto otro campamento idéntico á los anteriores, y actualmente trabajan los alemanes, con resultado satisfactorio, en el descubrimiento del cuarto de los parajes donde se asentaron los campamentos de Escipión. Todos estos descubrimientos son muy interesantes, puesto que los campamentos descubiertos son los primeros que se descubren en el mundo, de la época de la Republica romana. León del Río.
Una visita a las ruinas de Numancia (II)
Imitando lo que Cuvier hizo en tantas ocasiones, cuando por sólo un hueso reconstruía la especie animal extinguida en las primeras edades del planeta, el compañero de mi sabio interlocutor tenía una habilidad especial para reproducir con el lápiz todos aquellos objetos hallados en Numancia, sin más que los raros fragmentos encontrados, y con estas reconstrucciones había hecho un álbum muy notable, que pensaban ofrecer al Emperador Guillermo. Supe, también, que tenían varios cajones llenos de dichas antiguallas preparados para llevárselos á Alemania; y manifestándoles mi extrañeza, por recordar haber leído en los diarios políticos, cuando anunciaron su venida, que los objetos que encontraran los referidos arqueólogos en las excavaciones que iban á emprender, serían regalados por ellos al Museo provincial de Soria ó al Arqueológico Nacional, me manifestaron que se los llevaban ahora á Alemania para que el Emperador comprobase, con los objetos á la vista, la fidelidad con que los habían reproducido en el álbum que le dedicaban; pero que, después, todos aquellos objetos volverían á España. Algo inocente y pueril encontré la tal explicación, y aconsejé á quien me quiso oír en Soria que, por si acaso el billete á Berlín no era de ida y vuelta, no les permitieran llevarse aquellas preciosas reliquias del pueblo más heroico que ha existido, y que el Emperador (á quien, no obstante, respeto y admiro mucho) se contentase con los dibujos. Tengo entendido que, al fin, se llevaron los cajones á Alemania ¿Cuándo volverán?
Las Ruinas de Numancia
He aquí otra carta del Sr. Mélida publicada por ElCorreo:
Sr. director de El Correo:
Nuestros trabajos avanzan y estamos en el más fructuoso período de ellos, porque á medida que los picos de los obreros remueven tierras y cenizas en dos distintas casas del barrio del Sur y en otra de la meseta del Cerro, el número de objetos que recogemos es mayor, y el interés que despierta en nosotros es más grande. Una de esas casas, situada en la calle que sube hacía el Norte, debió ser habitada por gente romana bien acomodada, pues las piezas recogidas en abundancia de barro saguntino con finas labores, las fíbulas ó hebillas, los stylos ó punzones para escribir de bronce y de hueso, pedazos de preciosas tazas de vidrio polícromo, cuentas de vidrio del collar de alguna dama, una cadenilla de bronce primorosamente labrada, que debió tener igual empleo; una linda aguja de hueso para adorno del peinado femenil y otros objetos, denotan los refinamientos de la vida de los hijos del Lacio. Entre dichos objetos son de notar una lanceta y una cánula de oculista, que indican debió habitar dicha casa un cirujano. Raro contraste, los adornos empleados por la coquetería y los instrumentos de cirugía. Por lo particular del caso es que todas estas curiosidades han aparecido entre una gruesa y extensa capa de cenizas, todavía no agotada, y revueltos con tales objetos, cuyos caracteres romanos son indudables, aparecen cascos de vasijas con labores ibéricas pintadas. Se han encontrado tantas veces en España y en lugares distintos objetos romanos juntamente con objetos debidos al arte y á las industrias indígenas, que persistieron después de la conquista romana, que no sería descaminado asignar en el presente caso á unas y otras piezas, las romanas y las ibéricas, la misma época, esto es, la posterior á la destrucción de Numancia. Antes de ahora, al ocuparme de ídolos y otras antigüedades de la Península, he hecho notar esta supervivencia del arte de los indígenas después de la conquista romana. Pero en este caso concreto, las cenizas son un testimonio de la famosa destrucción, que en las excavaciones numantinas constituyen una división cronológica; de manara que es necesario pensar en esas cenizas han sido arrastradas por el movimiento de tierras cuya acción durante siglos ha confundido en este sitio, como en otros de Numancia, según ha podido comprobar la Comisión, los productos de las dos épocas, la celtibérica y la romana. Admitido que en el Sitio en cuestión se sucedieron dos viviendas, hay que admitir también que sus moradores, tanto los numantinos como los romanos, vivían con lujo, pues así lo demuestran los objetos correspondientes. La otra casa interesante del barrio del Sur no es romana, sino celtibérica. Nada diré de la parte arquitectónica, cuyo material es el adobe y que aparece bastante confusa bajo los muros de una casa romana. Lo importante no son esos restos, sino los de las piezas cerámicas, que, como tengo dicho, parecen constituir la nota característica del lujo numantino. ¡Qué abundancia de piezas! Salen Copas, botellas, jarros, tinajas, morteros. ¡Qué variedad de manufacturas! Y sobre todo, ¡qué primorosas labores pintadas, de un estilo á veces griego, otras greco-oriental, que manifiesta la filiación del arte ibérico!Los objetos hasta ahora hallados en nuestras excavaciones pasarán de 1.000, entre los cuales hay buen número de vasos casi completos, que han podido ser restaurados, no sin trabajo. Compone esa cantidad de objetos, que cada día vemos acrecentada por nuevas y notables piezas, una colección interesante, ya dividida en series, que permiten al curioso formarse una idea del cuadro arqueológico que tengo bosquejado, y que servirá á los lectores para apreciar la importancia de las excavaciones. La significación que Numancia tiene en nuestra historia, en la que aparece como el más alto ejemplo de lo que esencialmente distingue á nuestra raza, que es el amor á la independencia, el interés de poner de manifiesto á los nacionales, hoy que sus ideales se hallan un tanto dormidos, y al mundo entero, los restos despedazados de aquel pueblo heroico, son causas suficientes para que la obra de descubrir esas ruinas y de coleccionar esos objetos se realice y se prosiga con empeño. Y no hay en esto solamente una aspiración ideal; la hay también positiva, y bastante para que se comprenda que las cantidades ahora empleadas en estos trabajos sean reproductivas. No queremos insistir sobre este punto, que más de una vez hemos tocado con relación á todos los monumentos y colección que componen nuestra riqueza artística, la cual sería aún más visitada por los extranjeros sí de ella nos cuidáramos de un modo más asiduo y eficaz de lo que consienten nuestros presupuestos. Bastará una indicación á los lectores: que consideren el dinero que Pompeya ha producido y produce á Italia. Numancia desenterrada y con un Museo en cuyas vitrinas puedan recrearse los ojos de los visitantes en esa variedad de objetos, complemento necesario de las ruinas, para reconstituir in mente el cuadro retrospectivo indicado, será una página histórica palpable y ejemplar; será también un beneficio, y será, en suma, una grande obra de cultura realizada por el Gobierno.
Monumento Numancia
Notas Bibliográficas
Recordarán nuestros lectores que el 24 de Agosto de 1905 fué solemnemente inagurado por S, M. el rey Don Alfonso XIII el monumento á Numancia, erigido sobre las, ruinas de la épica ciudad celtíbera á expensas del ilustre patricio Excmo. Sr. D. Ramón Benito Aceña, senador del Reino por la provincia de Soria, monumento proyectado y dirigido por el prestigioso arquitecto y arqueólogo D. Aníbal Alvarez, que fué somera y oportunamente descrito en LA CONSTRUCCIÓN MODERNA. Todos los antecedentes que con tan memorable acontecimiento se relacionan, y las importantes consecuencias que de él se han desprendido, están ordenada y detalladamente coleccionados en la obra á que estas líneas se contraen, á la que sirve de epílogo una breve noticia biográfica del Sr. Benito Aceña, y de prólogo un brillantísimo trabajo del infatigable publicista Dr. Vicente Vera, en el cual se precisa el objeto del libro; se relata la significación del monumento destinado á conmemorar la página más gloriosa de nuestra Historia; se recuerda el sublime ejemplo de abnegación y sacrificio ofrecido hace veintiún siglos por la inmortal Numancia; se mencionan los hechos con que la nacionalidad española ha ido desde 1884 afirmando y acrecentando la significación de la epopeya numantina;
La fotografía que en este número publicamos muestran a la infanta Doña Isabel, primero, en Soria, cuyos monumentos artísticos visitó acompañada del gobernador civil. Sr. Serrano Lora y el alcalde D. Ramón de la Orden, realizando además excursiones á las ruinas de Numancia y al famoso cerro de este nombre; después, en Burgo de Osma, donde las más distinguidas señoritas esperaron á la entrada del pueblo á S.A. para entregarla preciosos ramos de flores, y acompañada del obispo y las autoridades, admiró la catedral.
No ha habido un historiador nacional que haya dejado de consignar en sus escritos referencias de una de las más grandes epopeyas de la raza. Hubiera sido éste un olvido imperdonable en el narrador ó en el filósofo, en el pragmático ó en el crítico. Sí el hecho grandioso de que una legión de héroes realizaron con proeza sin igual, al luchar fieramente en la defensa de su independencia, era citado como ejemplo en las arengas de los más bravos generales de todos los siglos posteriores, y el último gobernador de Moscú, mandaba quemar el Kremlin antes de entregarlo á las huestes de Napoleón para simbolizar la grandeza épica de una gloria legendaria, aquí, en este pueblo y en esta raza nuestros, Numancia habrá de ser siempre el más elocuente medio de emulación en las luchas por la integridad y por la defensa de la patria.
Como las campañas de excavaciones comenzaron por la comisión española en el verano de 1906 y han continuado en los años sucesivos, hasta el presente, parte de esas 15.000 pesetas, proporcionalmente por año, ha habido que invertirlas en la adquisición de terrenos de propiedad particular para hipotecarlos á nombre del Estado. El cerro de La Muela, fue propiedad del Estado español en 1908. Y hacía gran falta esta adquisición para la mejor conservación de las ruinas. No podía repetirse el hecho de que los descubrimientos, realizados en una finca, perteneciente á un particular, quedarán tapados al año siguiente, ante la necesidad del propietario de utilizar su predio. Esto debió ser evitado antes de comenzar los trabajos, pero se tropezaba con la inevitable dificultad económica, que en estas cosas surge casi siempre en España. Además, con parte de esa misma consignación, aminorada en 8.000 pesetas en el año de 1910, que fueron destiladas á excavaciones en Termancia, bajo la dirección del académico Sr. Sentenach, han sido construidas dos casas sobre el cerro de La Muela; una destinada á albergue de los comisionados y á Museo provisional, cuyo coste ascendió á 7.000 pesetas, y otra, ultimada recientemente, para vivienda de guarda, valorada en 4.000 pesetas. Debemos consignar con pena, que las ruinas de Numancia, despiertan mayor interés en los extranjeros que en los españoles, y aun en los sorianos. Estos parece que todavía no se han dado cuenta de que esas ruinas en manos de ingleses ó franceses ó alemanes serían un no despreciable medio de ingresos en la localidad.
¿Pero, qué más? En España, donde tanto abundan los monumentos á hombres más ó menos ilustres, no había sido levantado uno para perpetuar la memoria de Numancia. La «Económica Numantina de amigos del País», proyectó hace 69 años levantarlo, y contratiempos experimentados en la Sociedad acariciadora de la idea, hicieron que ésta se quedara tan solo en una pirámide cuadrangular como de dos metros de altura. Mas tarde, el regimiento de San Marcial, de guarnición entonces en esta plaza, hizo colocar una lápida conmemorativa; y en 24 de Agosto de 1905, un buen patriota, el senador por Soria, D. Ramón B. Aceña, construyó á sus expensas un obelisco que inauguró don Marte y otras cosas interesantes. Esta última columna estuvo aparentemente perdida durante 44 años, y fue hallada en el pozo junto al templo por el guarda actual de las ruinas.
Una de las calles descubiertas en las ruinas de Numancia que ha servido á Moreno Carbonero para un cuadro. Moreno Carbonero es pintor genuinamente español; los asuntos de sus cuadros son casi siempre inspirados en temas de la vida actual ó de la historia de España. De este maestro deben tomar buen ejemplo muchos pintores de la moderna generación, para que continúen nuestras tradiciones artísticas, y mantengan el contraste de la escuela nacional frente á las extrañas, único medio de que nuestro arte, al no confundirse, triunfe en la concurrencia del mundo. Ancha es España, y ni la luz ni el ambiente se han extinguido para que nuestros artistas se den á peligrosos exotismos.
Más sobre las ruinas de Numancia y los campamentos de Escipión. Campamento de “El Castillejo”. Este campamento toca, por su lado occidental, á la carretera de Soria á Logroño, y se halla situado en la meseta formada por una de las colinas que el gran estratega Escipión escogió para el asedio á Numancia, entre la extensa llanura que circundan, á lo lejos, por el N. y E. las sierras Carcaña, San Juan, Malpica y Cebollera…
23.—El rector, varios catedráticos y numerosos alumnos de la Universidad de Zaragoza acuerdan una excursión científica á Soria para visitar las ruinas de Numancia
Las ruinas de Numancia. Como es sabido, se están practicando trabajos de excavación en los lugares donde se encuentran las ruinas de Numancia. Actualmente trabajan veinte obreros, dirigidos por personas tan peritas en tales conocimientos históricos como D. Aníbal Alvarez y D. José Ramón Mélida. Hace días se encontraron vestigios de edificaciones, y cavando con sumo cuidado, se ha logrado poner al descubierto veinte habitaciones celtíberorromanas, donde han sido encontradas varias pesas prismáticas y otras cosas curiosísimas, que están llamando extraordinariamente la atención. Los directores de estos trabajos se prometen muy buenos resultados de la campaña actual.
Las ruinas de Numancia. SORIA. (Jueves, noche.) La Comisión española de excavaciones continúa realizando importantes descubrimientos. Ha producido excelente efecto el propósito del Sr. Alba de publicar Memorias de los trabajos realizados hasta 1910. El explorador alemán Schulten, que lleva realizadas ocho campañas sucesivas, ha descubierto este año un campamento de verano, auxiliar de los de los Sitios de Numancia, y distante dos kilómetros de Soria. Ahora prosigue otros estudios en los campamentos llamados de Renieblas. Los campamentos romanos descubiertos hasta ahora son quince. También ha recorrido la vía romana desde Renieblas á Tudela, salida de Numancia al valle del Ebro. Publicará Schulten el año próximo una voluminosa obra con el resultado de sus investigaciones.
La Prensa de Soria. Cuenta Soria en la actualidad con un tesoro arqueológico, interesantísimo para el erudito y merecedor de todo aprecio para los que estimen en algo los timbres de gloria de nuestra patria: el Museo Numantino. Cuando en 1906 el nunca bien llorado patricio Excmo. Sr. D. Ramón Benito Aceña hijo de esta provincia y representante de ella en el Senado, erigió a sus expensas en el solar numantino, la destrucción heroica de este pueblo arevaco, abrió a la Historia y a la Arqueología un terreno virgen donde explorar, ya que el Gobierno de S.M. comprendió la obligación en que se encontraba de emprender el trabajo de enseñar a las generaciones venideras cómo supieron vivir y morir los que tan alta idea tuvieron del honor de su pueblo. En los años que de entonces a hoy han transcurrido, el Cerro de la Muela de Garray, donde un día estuvo Numancia, ha sido sistematicamente excavado y las excavaciones de Numancia ha dedicado a D. Eduardo Saavedra, descubridor de la ciudad y a D. Ramón Benito Aceña, constante patrocinador de estos trabajos, un nuevo homenaje de simpatía y de afecto se deposita ante estos dos venerables muertos. Al acto de la inauguración y apertura que dentro de poco tiempo ha de verificarse, ha sido invitado S.M. el rey, que tan amante se mostró siempre de las glorias de nuestra Historia.
El museo numantino
El que fue senador del reino, con la representación de la provincia de Soria - á la que dedicó todos sus cariños y todos sus desvelos - , Excmo. Sr. D. Ramón Benito Aceña, fallecido hace poco, tuvo en los últimos años de su vida un estímulo obsesionante: el de glorificar, como correspondía al decoro nacional y al sentimiento de los buenos patriotas, el nombre inmortal de Numancia. Y á fe que lo consiguió el Sr. Aceña. Desde que otro gran patriota, también inmortal por el valor de su ciencia y por sus altos méritos de historiógrafo, D. Eduardo Saavedra, apoyado principalmente en las referencias del antiguo geógrafo Estrabon y en las del historiador romano Appiano, fijó de una manera indubitable la posición de Numancia, que más tarde pudo comprobar mediante trabajos de investigación personal, concretados en la Memoria De Uxama á Angostóbriga, para el estudio parcial y complementario de la gran vía romana Asturica á Cesaraugusta, que le valió justamente su entrada en la Real Academia de la Historia. La famosa ciudad de los arévacos sufría un olvido que era un bochorno nacional.
El águila sobre Numancia
Las águilas vuelan solas, ha dicho el pastor. Y esa es un águila. Durante mucho tiempo su gran mancha negra voló lenta sobre el cauce del Tera; luego, planeando con la majestad de un velívolo moderno, cruzó en altura inaccesible el pueblecito de Garray. Ahora está sobre nosotros, a pocos metros, en estas laderas del cerro de Muela, el más sugeridor de los alcores españoles. Embelesado la miro; es negra, de un negro profundo, y no tiene, como la Mirsaetus calzada del Guadarrama, las patas cubiertas de plumas ni el copete de cerdas por el pico.
El rey inaugura el Museo Numantino
El acto de inauguración Soria 18. — A las once en punto de la mañana salió el rey, acompañado del vizconde de Eza, y se dirigió al local en que se ha instalado el Museo Numantino. En el vestíbulo fué recibido por la Comisión de Instalaciones. El Monarca pasó al pabellón central, donde sobre un rico tapiz se destacaba el retrato de Don Alfonso, entra los bustos del fundador del Museo y del descubridor de las ruinas de Numancia. En el estrado tomó asiento el monarca, acompañado del marqués de la Torrecilla y del duque de Miranda. A su derecha se colocó el ministro de Instrucción pública, y a su izquierda las autoridades locales. En nombre de los testamentarios del filántropo don Benito Aceña, pronuncio un notable discurso don Santiago Gómez Santacruz, que enalteció la ciudad de Soria, agradeció la visita regia y entonó un canto a las glorias castellanas. Afirmó que el Museo Numantino es una viviente cronología de la raza ibérica, que recordará, a través del tiempo, la generosidad del señor Aceña, fundador del Museo, y perpetuará las glorias inmarcesibles y la muerte gloriosa de los habitantes de Numancia. Después el señor Mélida leyó un extenso discurso acerca de la historia e importancia de las excavaciones, que tanto contribuyen al conocimiento de la civilización de los pueblos antiguos. El señor Prado y Palacio, en nombre del Gobierno, se felicitó del gran entusiasmo con que se realizan todos los actos que recuerdan las glorias nacionales. Enalteció la memoria del señor Aceña y su fervoroso amor a la patria chica. Afirmó que los sorianos reunen a su inteligencia una envidiable constancia en el trabajo, y que tienen la suerte de poseer buenas clases directoras, al frente de las cuales se encuentra el vizconde de Eza, a cuya labor patriótica dedicó elogios.
ACEÑA Y NÚMANCIA. Acaba de ser inaugurado en Soria por el Rey, con toda solemnidad y con el entusiasmo regional el Museo Numantino, construido y donado al Estado por el insigne procer D. Ramón Benito Aceña, cuyo retrato reproducimos. Dicho Museo, es sumamente notable y curioso por la exuberancia de las reliquias arqueológicas, que en él se custodian y han sido extraídas de las ruinas de Numancia, donde el difunto Sr. Aceña erigió en 1905 un monumento á los heroicos numantinos, que también inauguró el Rey. El monumento y el Museo Numantino se completan, constituyendo un testimonio de la gratitud soriana á la invicta ciudad celtibera, terror de Roma, que simboliza el heroísmo y el amor á la independencia nacional de nuestros antepasados, orgullo de la raza y prototipo de la nobleza española.
En una ciudad heróica
El Rey de España visita las ruinas de Numancia . Las históricas ruinas de la antigua ciudad de Numancia, asombro del mundo entero en la época en que casi toda la Humanidad estaba sometida al poder de Roma, han sido visitadas por el Rey de España, quien se habrá sentido orgulloso al contemplar los restos de la heroica ciudad que, con Sagunto, dio al mundo la pauta de que había de ser el carácter español, de la heroicidad de sus hijos y de la altanería atrevida de la raza. La expedición hacia las ruinas partió del pueblo de Garray, en donde esperaban al Rey el pueblo en masa y el Ayuntamiento en pleno; además se hallaban allí el ministro de Instrucción pública, el vizconde de Eza, el gobernador civil, el jefe de Obras públicas, los jefes de la Guardia Civil, los senadores de la provincia, Sres. Archilla, Allende y Rico; los diputados a Cortes Sres. Azpeitia, González y De Gregorio, la Comisión que viene realizando las excavaciones en la histórica Numancia y otras personalidades. El Rey, que vestía uniforme de Infantería con las insignias del Toisón, iba acompañado del marqués de la Torrecilla y del duque de Miranda, El vizconde de Eza presentó al Soberano a las autoridades locales, y seguidamente la comitiva se dirigió a visitar las históricas ruinas. El Rey escuchó con gran atención las explicaciones que de las ruinas le dieron don José Ramón Mélida y D. Manuel González Simancas; después el Soberano, acompañado del ministro, autoridades y demás personalidades, visitó toda la superficie excavada, recorriendo calle por calle; en la confluencia de dos calles, requirió la atención regia un macizo de defensas triangulares y varios montones de tierra movediza; el presidente de la Comisión explicó al Monarca que aquella tierra procedía de las excavaciones, y que toda ella se iba depositando en la superficie de la ciudad para que no dificultara los sucesivos trabajos. Como el Rey inquiriera la cantidad consignada para estos trabajos, se le contestó que apenas ascendía a 15.000 pesetas; lo exiguo de la suma no consentía que las interesantes excavaciones se realizaran con rapidez, ya que, a juicio de la Comisión, habría que construir un tren aéreo para evacuar los escombros con la necesaria rapidez. Don Alfonso interesó del ministro de Instrucción pública tomara nota acerca de este particular. El Rey escuchó muy complacido todas las explicaciones de los técnicos, y a su vez refirió al Sr. Mélida y a los demás circunstantes la visita que hace pocos dias realizó a una gruta prehistórica en la provincia de Santander, recomendando a los técnicos que no dejaran de visitarla, ya que en ella encontrarían detalles interesantísimos para sus estudios arqueológicos. El Soberano y sus acompañantes continuaron recorriendo varias calles íberas y romanas, presenciando las excavaciones que se hallaba realizando un grupo de obreros. Como el Monarca preguntara por un vaso prehistórico encontrado en las excavaciones, se le contestó que había sido enviado al Museo. El Sr. González Simancas explicó al Soberano las características de las defensas que utilizaban los numantinos, extendiéndose en detenidas consideraciones de técnica militar; cuando hubo terminado, el Soberano dijo; —Han cambiado los medios de combate; pero los sistemas de batalla de estas ruinas representan lo que cualquiera población del frente francés destruida, una vez que hayan transcurrido mil años. La impresión de su visita la concretó así el Monarca; —Cuando estuve aquí la primera vez, ustedes decían que aquí fué Numancia, y había que creerlo; pero igual podía ser 500 metros más allá; ahora las ruinas dan la impresión de una ciudad destruida y cuya civilización la revela su cerámica. Hablando después con Mélida, le dijo: —Ustedes, de cualquier detalle que a los profanos nos parece poca cosa, obtienen enseñanzas y deducciones provechosas. —Señor—contestó Mélida—. Vuestra Majestad no es profano en estas cosas, sino que, muy al contrario, demuestra muchos conocimientos. El Rey, con gran modestia, insistió en que era completamente profano en estos asuntos. La impresión de todos los circunstantes es que el Soberano ha demostrado sus vastos conocimientos arqueológicos. La primera visita que el Rey hizo a las ruinas fué el 24 de agosto de 1905; entonces sólo había hecho una pequeña excavación el profesor alemán Schulten, y de entonces acá la Comisión española ha dejado al descubierto una considerable extensión con frutos altamente valiosos. El Monarca expuso la conveniencia de explorar todo el cerro; preguntó si había planos de todo lo excavado, y la Comisión le contestó que se hacían anualmente con todo detalle. Al terminar la visita, la Comisión de excavaciones obsequió al Monarca y los demás expedicionarios con un espléndido lunch sobre el mismo cerro de la Muela; en una mesita sentáronse el Rey, el ministro, el vizconde de Eza y el Sr. Mélida, y en otra, las autoridades y demás invitados.
El rey visita las ruinas de Numancia (fotografías)
En los bordes de la meseta se ven dos tramos de murallas. Uno se conserva al occidente, con una elevación aproximada de un metro, y el espesor llega hasta cuatro, no siendo uniforme. Su construcción es curiosísima; el muro es de forma trapezoidal y está atravesado a intervalos por pequeños tabiques que refuerzan las paredes fundamentales, hechas con poco escrúpulo, pero que sin duda llenaban cumplidamente el fin para que se hicieron. El interior del muro está relleno de cantos rodados y tantos otros materiales que la erosión de las aguas dejó en disposición de ser aprovechados fácilmente. En el extremo sur la línea exterior se separa formando con la anterior una maciza fortaleza en el triángulo, apta para batir la puerta que determina. El otro muro del noroeste ha resistido mejor la acción demoledora del tiempo, y su altura es mayor que la del anterior (tres metros por algunos sitios). La anchura es de tres metros y medio y, desde luego, construido idénticamente que el muro anterior, en el que parece adivinarse dos puertas más.
Numancia: 'TRAGEDIA DE MIGUEL DE CERVANTES (Versión de R. Alberti)
La próxima semana estrenará la compañía Arte y Propaganda del teatro de la Zarzuela, que dirige María Teresa León, esta hermosa tragedia de Cervantes. Esperamos que los soldados de nuestro Ejército Popular, los heroicos ciudadanos y defensores de Madrid, asistan a este estreno, cuya significación histórica no debe pasar inadvertida para ningún antifascista.
Un lote de objetos arqueológicos hallados en un pozo de Numancia y conservados en el museo provincial de Soria por José Luis Argente Oliver y Fernando Romero Carnicero.